CULTURA EMPRENDEDORA Y SU HISTORIA
El emprendimiento tiene sus orígenes en el inicio de la historia de la
humanidad puesto que está en toda su historia ha luchado por superarse, para
encontrar mejores formas de hacer las cosas y mejorar su calidad de vida. El
emprendimiento es algo innato en la humanidad, algo que siempre ha estado
presente en el hombre, aunque claro está, el emprendimiento no se ha
desarrollado en todos los hombres. Quizás el emprendimiento ha sido la
diferencia entre el hombre y los demás seres vivos, pues estos últimos
prácticamente no se han superado en miles de años, al contrario al sorprendente
progreso de la humanidad y todo gracias al espíritu de emprender.
La cultura emprendedora es el conjunto de cualidades, conocimientos y habilidades
necesarias que posee una persona, para gestionar un proyecto concreto o su
rumbo profesional.
La cultura emprendedora está ligada a la iniciativa y acción.
El tenerla, ayuda:
- Por
un lado, a saber lanzar nuevos proyectos propios con autonomía, con
capacidad de asumir riesgo, con responsabilidad, con intuición, con
capacidad de proyección al exterior y con capacidad de reaccionar y
resolver los problemas;
- Por
otro lado, a saber llevar a cabo proyectos de otros con el mismo espíritu
de innovación, responsabilidad y autonomía.
La creación de una empresa propia no repercute sólo en quien la
emprende, creando su propio puesto de trabajo, sino que además influye en el
crecimiento económico de la zona, generando un tejido empresarial, y por lo
tanto en la creación de nuevos puestos de trabajo y bienestar social.
Un emprendedor puede “nacer” pero también “se puede hacer”. Hay personas
que nacen con una capacidad emprendedora, pues desde temprana edad muestran su
capacidad de innovar y de asumir el riesgo probando cosas nuevas o de manera
diferente. Pero si no se tiene esa aptitud de forma innata, se puede llegar a
formar y fomentar una actitud empresarial entre aquellas personas predispuestas
a ello.